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Vigilia Pascual, la noche de la Resurrección, de la Vida y la Esperanza

    ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? ¡No está aquí, ha resucitado!” (Lc 24, 5-6)

    La Vigilia Pascual es la celebración más solemne del calendario litúrgico. En ella, la Iglesia proclama con alegría que Cristo ha resucitado, venciendo para siempre a la muerte y al pecado. Este anuncio no es un recuerdo lejano, sino una verdad viva que transforma nuestra existencia: ¡Cristo vive y camina con nosotros!

    Durante la noche santa, la Iglesia Arquidiocesana de Bucaramanga se congregó en la Catedral de la Sagrada Familia, en torno al cirio pascual, símbolo de Cristo resucitado, para recorrer con gozo esta gran noche santa que nos introduce en el Misterio de la Salvación. La celebración fue presidida por Monseñor Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga.

    La liturgia inicia con el fuego nuevo, signo de la creación renovada. El cirio pascual, encendido con esta llama, ilumina la oscuridad de la noche, recordándonos que Cristo es la luz del mundo, la única que puede disipar nuestras sombras y guiarnos con seguridad.

    Monseñor Ismael Rueda Sierra, nos recuerda que a través de las lecturas del Antiguo Testamento, revivimos los grandes momentos de la historia sagrada: la creación, el sacrificio de Abraham, el paso del Mar Rojo, la alianza con el pueblo elegido. Todo converge en la promesa cumplida, la Resurrección de Cristo, nuevo y definitivo paso de liberación.

    De igual forma, afirma que: la noche pascual es, por excelencia, el momento del bautismo. Algunos reciben por primera vez este sacramento que nos injerta en Cristo, y todos renovamos nuestras promesas bautismales, reconociendo que hemos sido lavados, iluminados y regenerados para vivir como hijos de la luz.

    La celebración culmina en el altar, donde participamos del banquete del Señor. En la Eucaristía se hace presente el misterio pascual: Jesús, muerto y resucitado, nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre para sostener nuestra vida cristiana.

    Continua el señor Arzobispo de Bucaramanga, recordándonos qué: La Resurrección no se guarda en secreto: debe anunciarse. Cada cristiano es enviado a ser testigo de la Pascua en su entorno. Como los discípulos, pasamos del miedo al anuncio, de la tristeza a la alegría compartida, de la comodidad a la misión.

    Este año, la Iglesia nos invita a vivir la Pascua como peregrinos de esperanza, no como quien camina por una ilusión, sino con la certeza de que Cristo ha vencido. En medio de las pruebas, dolores y oscuridades del mundo, resplandece la luz de la tumba vacía. Y eso cambia todo.

    Concluye Monseñor Ismael Rueda Sierra enviando un mensaje de Pascua a todos los feligreses de esta Iglesia Particular: ¡Feliz Pascua de Resurrección! Cristo vive, y con Él, nuestra esperanza… también.